Desde hace siete días los trabajadores del magisterio sostienen la toma del  Consejo General de Educación (CGE), en defensa de la escuela pública. Reclaman mayor presupuesto para el sistema, para recomponer salarios y mejorar las condiciones laborales. También, exigen que el Gobierno de Gustavo Bordet deje de secuestrar el sueldo de los trabajadores que luchan y que se deroguen las resoluciones que persiguen a quienes se adhieren a la huelga, registró AIM. 

Fue a las 9, cuando, por el micrófono, una delegada de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer) Paraná instó a un aplauso generalizado, que se expandió en el hall de la Casa de la Educación Entrerriana, para celebrar la resistencia de la toma, que cumplió 168 horas de ocupación pacífica para luchar contra un modelo que está consolidando la destrucción del sistema público de educación y transfiriéndolo al sector privado.Las calles de Paraná estaban casi vacías y los edificios del buró provincial con poco movimiento. En dos de ellos, que concentran la actividad administrativa del Estado entrerriano, las puertas estaban controladas, en contraste con el Palacio de Educación. Allí siguen ellos, desde hace una semana están ahí, estoicos. Los maestros siguen enseñando en la calle, luchando por lo que es justo, defendiendo sus derechos y los de las generaciones futuras.  Día a día crecen las anécdotas graciosas y aquellas que erizan la piel al escucharlas.
La toma no es un fin en sí mismo,  “es un medio para lograr nuestro objetivo, que es que se recomponga el salario para los trabajadores de la educación, ya que el Gobierno de Gustavo Bordet nos viene mintiendo y a eso se sumó que el conflicto se agravó por un montón de otros elementos como las descalificaciones, la persecución y el afano que se hace con el servicio de liquidaciones de salarios (que está privatizado), que se viene repitiendo desde hace cinco meses”, dijo a esta Agencia el secretario general de Agmer Paraná, Claudio Puntel.
En ese sentido remarcó que “si se hubieran encontrado canales de diálogo con el Gobierno no se habría llegado a esto, ya que desde hace tiempo se pide a los funcionarios de esta Gestión respuestas y se buscaron todos los caminos posibles, y el Gobierno se cerró y agravó el conflicto”.  Al respecto rememoró que dos días antes de la toma Agmer fue a pedir audiencia a los funcionarios y se encontraron “con las puertas cerradas con llave y custodia policial; lo mismo había pasado dos veces antes”.
En ese marco, el profesor afirmó que la lucha continuará, ya que están dispuestos a arrancarle a Bordet y su Gobierno lo que les corresponde como trabajadores y destacó que también se sostendrá la defensa de la educación pública.

Una semana de toma
Cientos de anécdotas hay, porque cientos de personas pasaron —en estos días—, por el edificio donde se reformó la Constitución entrerriana. Entre esas historias está la de Silvina Suárez, ella está desde la hora cero de la toma y ya no sabe en qué día vive.
“Hace 14 años fue la última vez que tomamos el CGE, también de una manera muy simbólica, y ahora volvemos a ocupar nuestra casa con actividades, abrazos, alegrías y muchas tristezas, para defender la escuela pública”, contó.
La toma es un espacio más de lucha pero, también, “apunta mucho a la contención del compañero”, consideró la docente, quien contó: “Muchos de los compañeros se fijaban en el cajero de la puerta del CGE su sueldo y salieron llorando, con descuentos de hasta 10 mil pesos, lo que le generó una angustia que con el acompañamiento, palabras de cariño, abrazos y compartiendo experiencias se trató de neutralizar, porque a todos nos descontaron indiscriminadamente”.
La toma generó mucha apatía en los gobernantes pero simpatía en el pueblo, contó la profesora quien destacó que el domingo, a pesar de la lluvia, mucha gente se acercó a traer donaciones y eso fue muy importante para todos.La ocupación del hall no se reduce al reclamo, la contención y el debate, sino que expresó la empatía del pueblo entrerriano con los docentes, ya que “en todas las familias hay, seguro, un docente”. Precisamente, recordó que a horas de la toma una mujer se acercó y le dio una bolsa con yerba y unas galletitas: “No entendía bien qué pasaba y nosotros no sabíamos qué hacer. Se lo recibí y le dije muchas gracias, después, me di vuelta y le pregunté: ¿Por qué? Ella me respondió: ‘mi hermana también es docente’”. Como esa mujer, los casos se replicaron. Policías que llegaban a custodiar el CGE saludaban antes a las maestras: “Usted es la ‘profe’ de mi hijo”, les contaban antes de tomar su guardia.
Silvina  pasó su cumpleaños con las banderas rojas y negras en la mano y no se arrepiente: “Fue muy emotivo. Nunca me imaginé que iba a poder hacer un cumple tan grande, con tanta gente y alegría. Que te canten el feliz cumpleaños esas voces quebradas por el cansancio fue muy fuerte para mí. Me quedé todo el día, a pesar de todos los reclamos familiares, porque es una experiencia muy linda hacer el aguante en una fecha tan especial para uno”.
Hoy Silvina confesó que está perdida con los días, pero su cansancio no la hace renunciar, como muchos de sus compañeros al sostenimiento de la toma, ya que considera que el lugar también es una gran muestra de democracia participativa, porque se recuperó fuertemente el debate: “Llega mucha gente y nos ponemos a hablar, hay muchos debates que surgen que son tan ricos. De pronto hay tres o cuatro y te acercas a tomar un mate y participas de una conversación que deviene en debate. Eso, también, representa esta toma; el ejercicio de la asamblea, de juntarnos a compartir y escuchar al compañero, no solamente a la hora del debate sino del desgarro”.
 Nota: AIM
PRENSA Agmer Villaguay