MÁS DE 90 DOCENTES PIDIERON NO PENSAR LA ESCUELA DESDE UN CRITERIO ECONOMICISTA
Más de 90 trabajadores de la educación de escuelas de jornada completa y con anexo albergue de la provincia, trabajaron este jueves en una jornada para elaborar los fundamentos tendientes a “pensar la escuela desde otro lugar y no desde un criterio economicista”, dijo a AIM la secretaria de educación de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer), Adriana Casevecchie.
En una Jornada, docentes reclamaron no analizar la escuela desde un criterio economicista.
En la sede de la seccional Paraná de la Agmer, directivos, celadores y docentes de escuelas de jornada completa y otras con anexo albergue de la provincia, trabajaron hoy en una Jornada cuyo objetivo fue elaborar los fundamentos –que luego se sistematizarán y publicarán- para pensar la escuela desde otro lugar y no desde un criterio economicista. Las demandas concretas tuvieron denominadores comunes: que no se eliminen cargos; que se aumenten las partidas de comedores; y que mejore la infraestructura.
En diálogo con esta Agencia, Casevecchie recordó que la resolución 937 del Consejo General de Educación (CGE) establece la recategorización de las escuelas de jornada completa y con anexo albergue, y señaló que el Anexo 1 de esa norma estipuló que hay 55 de nivel primario que ascenderán de categoría y 89 que descenderán. “Ya habíamos planteado al CGE que hay que correrse del criterio economicista para el análisis de la matrícula. ¿Qué implica la categoría? Más cantidad de cargos de conducción; más cantidad de cargos en general; más cantidad de ordenanza, mayor partidas para limpieza. Es decir, cuando se desciende de categoría, como baja el número de la matricula tiene un correlato con el descenso de los cargos en el abanico de la escuela”.
La secretaria de Educación de Agmer aseveró que el sindicato opina que la cuestión debe abordarse de otra manera: “la realidad de hoy es completamente diferente a la del momento en que se sancionó la ley 8614. En el caso de jornada completa y jornada completa con anexo albergue, el 30 de abril de 2010 se realizó el primer encuentro en Villaguay para analizar la problemática. “Esto se sistematizó en un documento y en un pedido al CGE se le exigió que diera cuenta de lo que estaba pasando en estas instituciones muy especiales, con problemáticas muy especiales, porque los chicos viven en la escuela”, agregó la sindicalista.
Una de las demandas abordadas en ese encuentro era trabajar a largo plazo un criterio que no tuviera que ver con la cantidad de alumnos. “Decíamos pensar la escuela desde otro lugar, no desde el número, sino analizando cuál es la realidad. Con algunas sugerencias normativas y bibliográficas, pedimos que cada uno de los departamentos trajera los aportes. Se contextualizó el marco normativo que tienen las instituciones, que es la resolución 486 y luego se sistematizó toda la información”.
Casevecchie indicó que “con el trabajo y la lucha de la comunidad y de nuestro sindicato se logró que el CGE suspendiera mediante la resolución 1013 el Anexo II de la 937”.
Cogno: “hay que discutir otros criterios”
La vocal gremial en el Consejo General de Educación, Susana Cogno, detalló a AIM la categoría de las escuelas se rige por la ley 8614/91, que “como tiene 20 años hay que volver a discutir con otros criterios. El tiempo ha pasado, la institución escuela también cambió y por eso creemos que hay que repensarla desde otros lugares.
Trabajadores de la educación pidieron discutir la escuela con otros criterios.
En la norma que mencionó Cogno se establece que las escuelas pueden ser de primera, segunda, tercera y cuarta categoría o de personal único y fija el criterio en relación al número de alumnos. “Lo que la Agmer pretende es discutir que no sea ese el único criterio que se aplique; hay otros que son más integrales, que estamos en condiciones de discutir los trabajadores de la educación, habida cuenta que las escuelas cambiaron, los sujetos que asisten también y hay una decisión política de llevar adelante procesos más integrales y comprometidos, por lo que de ninguna manera se puede entender que la categoría de las escuelas tenga que ver con la asignación de los recursos solamente”
Denominador común: un Estado ausente
A la escuela de jornada completa 101 República de Entre Ríos de Nogoyá, concurren 130 chicos. Es la única ubicada en el radio urbano y a ella asisten alumnos de barrio Chañar y otros muy carenciados. Desde 2007 funciona con jornada completa, hecho que para los estudiantes resultó muy benéfico ya que “están contenidos, aprenden mucho y se pueden dictar más horas pedagógicas. Antes, se iban de la escuela y los mandaban a trabajar, mientras que ahora como están más tiempo en el establecimiento, aprenden más”, dijo a AIM la docente Ana Adur.
Orgullosa, relató que en la escuela tienen una sala de computación -que no abrió el Estado-, sino que se armó con máquinas que fueron recibiendo en donación, a las que se sumaron otras que les regaló la fábrica de leche en polvo. En el establecimiento funciona también el taller de agropecuaria, que recibe ayuda del Inta, aunque para Adur, “el Estado está ausente, no está presente como debería; hay cargos que no son de jornada completa; no tenemos cargo de vicedirectora y el de la Maestra Orientadora Integradora (MOI) es de jornada simple”.
Adur explicó que “sería importante que los cargos para los docentes de áreas estético-expresivas sean de jornada completa y no simple, porque a veces se necesitan complementar más”. Otro de los problemas se presenta con el comedor escolar: “no es que los chicos se quedan sin comer, pero hacemos malabares con el magro presupuesto que tenemos. Aunque a veces sea la cooperadora la que ayuda, es el Estado el que debe cumplir y hacerse cargo”.
Consultada sobre la participación en la jornada que organizó Agmer, la docente valoró el aprendizaje y el compartir experiencias con otras colegas “que no conocemos, porque algunas son de zonas rurales, pero fundamentalmente, valoro la elaboración de los fundamentos para pensar la escuela desde otro lugar”.
En tanto, Mirta Riquelme, de la escuela número 52, de Diamante, detalló a AIM que el establecimiento está ubicado en una zona carenciada de la localidad. “Concurren 219 chicos, cuyos padres trabajan, en su gran mayoría, como recolectores de residuos, o en la pesca. Somos 10 docentes y para nosotros, lo importante de la jornada completa es que a la tarde podemos afianzar los conocimientos de esos chicos, porque tenemos talleres y áreas instrumentales”.
Pero no todo es fácil allí. La trabajadora contó a esta Agencia que los alumnos “tienen problemas de niveles de educación; no es que tenés 15, 20 o 30 alumnos con el mismo nivel, sino que hay que realizar adaptaciones curriculares y de nivel, ya que de lo contrario, no los podemos sacar adelante”.
Sin embargo, Riquelme aclaró que “lo bueno es que las mamás y los papás se acercan y nos apoyan, y a eso hay que sumarle el apoyo de Servicio de Asistencia Educativa (SAE), fonoaudiólogas; psicopedagogas… Los talleres de la tarde son buenos para nuestros chicos porque los sacan de la estructura del sistema y les permiten crecer en lo creativo”. “No entendemos por qué se insiste en recategorizar las escuelas, cuando en realidad todos saben que las de jornada completa son una opción más que positiva a la compleja problemática de la exclusión social”.
Carmen Ancery, directora de la escuela 190 Obispo Gelabert y Crespo de Paraná, comentó que la población escolar es de una zona urbano-marginal, la mayoría de la Villa 351, Villa Mabel o La Delfina. “Una psicopedagoga que realizó un informe en la zona nos indicó que la problemática es que los niños de esos barrios son tanto o más capaces que otros de otro circulo social. Ahora bien, esta profesional se preguntó qué pasa entre medio y su conclusión fue que nuestros alumnos no tienen las motivaciones que otros de clase media. Eso es lo que hace que nuestros chicos se retrasen en la apropiación de la lecto-escritura y el cálculo y por eso como escuela creemos que tenemos que incentivar más el interés por aprender”.
Padres de alumnos de la escuela Obispo Gelabert, en defensa de la escuela de doble jornada.
Con padres analfabetos en su mayoría, los niños no tienen estímulos para imitar ejemplos en la casa, por lo que la escuela de jornada completa cumple un rol vital para esa comunidad paranaense.
Ancery pidió al Estado que “no establezca la categoría de la escuela por el número de alumnos o por la media, sino por las necesidades que tienen los chicos de sus maestros. Bajamos la repitencia, bajamos la sobre-edad, y esos datos son contundentes. ¿Qué más necesitan?”.
María de los Ángeles Riquelme es celadora de la escuela número 52 de Victoria. Con una matrícula de 60 alumnos, el establecimiento funciona en la zona de costa, en el Cerro Pajonal, a 25 kilómetros de Victoria. “A la escuela, que está ubicada en zona desfavorable, concurren chicos que viajan todos los días, mientras que otros están en el internado, porque también funciona como escuela albergue”.
Riquelme aseguró que conviven en el establecimiento dos realidades: “con los padres de los chicos de la zona tenemos contacto, pero con los de la ciudad es más difícil; es más difícil traerlos a la escuela y hacerlos participar”. A esta escuela de cuarta categoría asisten alumnos con distintas problemáticas y para eso tienen una MOI, que orienta sobre algunas situaciones particulares.
Cinco docentes de ciclo, tres especiales y tres celadores constituyen el cuerpo de trabajadores. “Todos los años se presentan proyectos para compaginar con los maestros de ciclo y así surgen los talleres de los que participan no sólo los alumnos sino también la gente de la zona”.
Riquelme se quejó porque no hay un espacio propio: “para el albergue usamos la casa que era del director, es decir que nos faltan lugares. Los celadores cumplimos 16 horas de trabajo, desde las 15:30 a las 08:00; si bien las horas sueño no se cuentan tenemos chicos con medicación, otros que van enfermos o se descomponen, lo que supone un grave problema porque antes podíamos trasladarlos pero una nueva disposición estableció que no lo hagamos”.
Esa situación se agrava porque no tienen teléfono de línea y muchas veces, no hay señal para los celulares. “Tenemos chicos asmáticos, epilépticos, y eso supone una gran responsabilidad que no se tiene en cuenta, al momento de las posibilidades de las escuelas. Son cuestiones que nos tienen al jaque y preocupadas; uno se involucra hasta donde puede, pero si la contraparte no hace nada, todo se complica”.
Beneficios de la jornada completa
Las trabajadoras de la educación coincidieron en que la escuela de jornada completa sirve para integrar a la familia a la comunidad educativa, en lugares que –generalmente- son de riesgo social. Prueba de ello, dicen, es que los padres admiten que aunque la mayoría de ellos no lee ni escribe, son concientes que la escuela cumple un rol fundamental para que sus hijos tengan posibilidades y un futuro diferente.
Hay que recordar también que numerosos especialistas sostienen que la alternativa de la jornada completa es una oportunidad única para repensar la organización de la escuela y plantear un nuevo tipo de enseñanza, con contenidos artísticos, culturales y deportivos, entre otros, y períodos de juego y de descanso que se alternen con los del trabajo.
La escuela de jornada completa se presenta como una opción positiva a la compleja problemática de la exclusión social, ya que funciona como contenedora y formadora de miles de niños, adolescentes y jóvenes, que sin esa alternativa, están siempre a un paso de desertar del sistema educativo y perder su futuro.
Un antecedente
El preámbulo de la Convención sobre los Derechos del Niño (1989) reconoce que, en todos los países del mundo, “hay niños que viven en condiciones excepcionalmente difíciles” y que “esos niños necesitan especial consideración”.
El artículo 28 dispone que “los Estados partes reconocen el derecho del niño a la educación y, a fin de que se pueda ejercer progresivamente y en condiciones de igualdad de oportunidades ese derecho, deberán en particular: “… e) Adoptar medidas para fomentar la asistencia regular a las escuelas y reducir las tasas de deserción escolar”.
“Que no se eliminen cargos”
El denominador común de todas las entrevistas fue el reclamo al Estado para que no se eliminen cargos. Este reclamo no es infundado, ya que la ley 9890 de Educación plantea que se debe propender a través del tiempo a que todas las escuelas primarias de jornada simple pasen a ser de jornada completa.
El dato
La ley 8614/91 estipuló que las escuelas primarias comunes se clasificarán en las siguientes categorías:
Primera categoría: Escuelas que tengan desde 451 alumnos de asistencia media.
Segunda categoría: Escuelas que tengan desde 201 a 450 alumnos de asistencia media.
Tercera categoría: Escuelas que tengan desde 101 a 200 alumnos de asistencia media.
Cuarta categoría: Escuelas que tengan desde 18 a 100 alumnos de asistencia media.
Personal único: Escuelas que tengan hasta 17 alumnos de asistencia media.
