Tenía 23 años, residía en Sarandí y participaba en el Partido Obrero desde los trece. Cursaba el CBC en la Universidad de Buenos Aires. Y había estado en Avellaneda el día que mataron a Kosteki y Santillán.
Mariano Ferreyra tenía 10 años de militancia acumulados a pesar de sus cortos 23. Empezó siendo casi un nene. Con apenas 13 años fue elegido delegado en la escuela en la que estudiaba. Apenas pudo se sumó a las filas del Partido Obrero, el mismo con el que hoy se acercó a apoyar a los trabajadores ferroviarios tercerizados.
Metalúrgico de profesión, había hecho un curso en la municipalidad de Avellaneda para tener un oficio, le contó a Clarín.com Norma Giménez, otra militante del Partido Obrero como él.
Aunque estaba desocupado, Mariano buscaba trabajo en lo suyo en un intento por pagar sus estudios universitarios. Cursaba el CBC para seguir la licenciatura en Historia.
Hijo de una docente, vivía a pocos metros de la escuela Simón Bolívar, contó Norma poco después de que el joven muriera producto de un balazo que habrían disparado gremialistas de la Unión Ferroviaria que se oponían a una protesta de los trabajadores tercerizados de los trenes.
Mariano vivía con sus padres y su hermana menor en Sarandí, Avellaneda y aún extrañaba a su hermano mayor, casado, que ya no vivía con ellos.
El joven había llegado hasta Avellaneda para apoyar a los trabajadores que reclamaban ser incorporados a la planta permanente del servicio de trenes, como en su momento apoyó las marchas que pedían Justicia por los crímenes de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, los manifestantes que murieron en la llamada Masacre de Avellaneda.
Además, había colaborado con comedores sociales y organizado varias marchas y movilizaciones estudiantiles.
En el 2006, había intentado evitar el desalojo de la ex fábrica Sasetru ubicada en Sarandí, la localidad que hoy está de luto por su muerte.
Metalúrgico de profesión, había hecho un curso en la municipalidad de Avellaneda para tener un oficio, le contó a Clarín.com Norma Giménez, otra militante del Partido Obrero como él.
Aunque estaba desocupado, Mariano buscaba trabajo en lo suyo en un intento por pagar sus estudios universitarios. Cursaba el CBC para seguir la licenciatura en Historia.
Hijo de una docente, vivía a pocos metros de la escuela Simón Bolívar, contó Norma poco después de que el joven muriera producto de un balazo que habrían disparado gremialistas de la Unión Ferroviaria que se oponían a una protesta de los trabajadores tercerizados de los trenes.
Mariano vivía con sus padres y su hermana menor en Sarandí, Avellaneda y aún extrañaba a su hermano mayor, casado, que ya no vivía con ellos.
El joven había llegado hasta Avellaneda para apoyar a los trabajadores que reclamaban ser incorporados a la planta permanente del servicio de trenes, como en su momento apoyó las marchas que pedían Justicia por los crímenes de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, los manifestantes que murieron en la llamada Masacre de Avellaneda.
Además, había colaborado con comedores sociales y organizado varias marchas y movilizaciones estudiantiles.
En el 2006, había intentado evitar el desalojo de la ex fábrica Sasetru ubicada en Sarandí, la localidad que hoy está de luto por su muerte.